Por Jorge Sansó de
la Madrid / La Capital
El gobernador José Manuel de la Sota no puede con su genio y
rompe el hielo a puro humor: "Saben el tuiter que le mandé a Lorenzino:
"si te querí í, ite iendo nomás; cordobés básico. Pero antes que Cristina
le pague a los cordobeses lo que nos debe", despierta carcajadas en
quienes lo rodean y deja en claro en donde está parado. Después diría que es
"la oposición peronista al kirchnerismo, que no es peronista" y que
su objetivo es ganar las legislativas de octubre para desplazarlo de la
conducción de la Cámara de Diputados. El mandatario cordobés estuvo en Santa Fe
acompañando a Osvaldo Salomón, precandidato a diputado nacional, en varios
encuentros con dirigentes empresariales y gremiales.
Tentado por los decibeles de las risas, el gobernador no
resistió contar que el mismo ministro de Economía dijo en Davos: "Las
gallinas son animales tan brutos que no ponen huevos cuando están caros y ponen
cualquier cantidad cuando están baratos". El salón corcoveó esta vez.
Conforme, el gobernador se dispuso a conversar con La Capital reflexionando con
gesto serio: "Que el ministro de Economía no pueda hablar de inflación
parece una broma, ¿no?".
—¿Y por qué pasa eso?
—Cuando a un gobierno se le acaban las ideas se hace más
autoritario.
—¿Cómo coexiste un
gobierno provincial con uno nacional que, según usted, es autoritario?
—Hace un año que nosotros no tenemos ningún contacto con el
gobierno nacional.
—De lo mismo se queja
Bonfatti.
—No. No es lo mismo. Desde hace un año que nosotros no
recibimos ni una llamada telefónica. En este año, hemos tenido inundaciones,
tornados, caídas de piedras, situaciones de sequías? hablando sólo de lo
climático. Nunca recibimos un llamado para preguntarnos nada. (NdR: La presidente
llamó a Bonfatti el jueves 11 preocupada por la fuerte lluvia de ese día en la
capital santafesina). Es como si Córdoba formara parte de la República
Federativa del Brasil o del Paraguay o Bolivia para el gobierno nacional.
—¿Tanto así?
—Sí. Parece increíble porque esto en cualquier democracia
moderna, no sería así. ¿Usted se imagina que el gobernador de Sao Paulo le
pidiera una audiencia a la presidente Dilma y ella no lo reciba durante un año?
—¿Usted le pidió audiencia
a la presidente Cristina?
—Veinte veces. Jamás me respondieron siquiera. ¿Se imagina
que el gobernador del Estado de Nueva York le pida una entrevista a Obama y que
ni siquiera le conteste durante un año? Son cosas que parecen imposibles pero
son.
—¿Cómo es posible que
estas cosas imposibles, como dice usted, sean?
—Porque Argentina está viviendo una situación delicadísima.
Tenemos un Poder Ejecutivo autista, con una presidenta que no quiere escuchar.
Que está muy lejos de los problemas de la gente y más lejos aún de las
soluciones. Con un Poder Legislativo regimentado: tiene obediencia debida
parlamentaria al bloque K donde el diálogo consiste en agredir y agredirse.
Vergonzoso. Y, además, hay una clara intención de politizar el Poder Judicial
que es el que tiene que defender al ciudadano frente a los abusos del poder.
—Sin embargo, todos
parecen contestes de que la Justicia requería alguna modificación.
—Pero la politización del Poder Judicial es pésima. Si se la
hace a los sopapos, como lo están haciendo, es aún peor. Haber creado las
Cámaras de Casación y poner en un artículo que la presidenta va a nombrar los
jueces de esas Cámaras provisoriamente, que como todo lo provisorio en la
Argentina termina siendo para siempre, hasta que el Consejo de la Magistratura
los elija, es algo que ni Onganía se hubiera animado a hacer. Entonces, estamos
en una situación de gravedad extrema.
—¿Cree que se advierte
eso?
—Sí. Hay una gran preocupación en la vecindad. Los países
que están al lado nuestro miran con estupor lo que está pasando en la
Argentina.
—¿Y qué están haciendo
ustedes?
—Defiendo mi provincia, en primer lugar. No es suficiente
con demandar al Ejecutivo ante la Corte o dar mi opinión libremente todos los
días. El gobierno nacional me tira misiles enfocados a la Casa de Gobierno de
la provincia de Córdoba, cada día. Lo grave es que tienen efectos negativos en
los hogares de cordobeses.
—¿A qué se refiere?
—Imagínese, nos deben 3.200 millones de pesos. Córdoba no
pide ayuda pero nosotros queremos cobrar lo que nos deben. Que nos devuelvan lo
que le prestamos al gobierno nacional. No sólo no nos pagan sino que nos ponen
palos en la rueda. Créditos conseguidos por el gobierno de Córdoba para poner
el sistema de gas en toda la provincia, que nos llevó cuatro años conseguir en
el Banco Nacional de Desenvolvimiento, el CCR que es el convenio de crédito
recíproco a través del Banco Central, o la autorización del ministro de
Economía, está trabado en el Banco Nación desde hace más de un año. El agua
potable para Córdoba es fundamental, que tiene gran problema de agua. Queremos
entubar el canal Los Molinos-Córdoba, obra que la propia presidenta fue a
anunciar hace dos años y el crédito para hacerlo está aprobado pero el proyecto
duerme en el despacho del jefe de Gabinete. Estas son las actitudes con que no
sólo ignoran sino que perjudican a Córdoba.
—¿Buscan disciplinarlo
porque usted no es kirchernista?
—Lo terrible es que toman venganza.
—¿Por qué?
—¿Porque los cordobeses nunca votaron a los Kirchner?
¿Porque en la última elección presidencial ganó Lavagna y el radicalismo?
¿Porque Kirchner la primera vez salió quinto? ¿Serán estos los motivos para que
castiguen al pueblo de Córdoba y nos frenan estos créditos? Créditos que los
pagarán totalmente los cordobeses, que no se vaya a pensar que le pedimos un
peso al gobierno nacional. La presidenta para firmarlos no pone un mango. Nada.
Ni aún así conseguimos, pero es más grave la situación general del país.
—Usted afirma que las
elecciones de octubre definen los próximos 20 años.
—Nosotros vamos por el poder en la Cámara de Diputados. No
vamos a hacer lo de 2009 cuando el kirchnerismo perdió en Buenos Aires pero
igualmente los dejamos presidir la Cámara. Queremos ganar e imponer el
presidente de Diputados e impedir que el gobierno maneje el Congreso,
poniéndole freno a este gobierno para terminar con una situación autoritaria y
pasar a tener una democracia de diálogo y consensos para el país que viene.
—¿El gobierno polemiza con
ustedes sobre todo esto?
—A Cristina no le molesta que Macri o Binner la critiquen.
Lo que más le duele es que el peronismo les diga que ellos no son peronistas.
Que los que siembran odios no son peronistas. O se han olvidado de serlo. Que
los que dividen a la sociedad, no son peronistas. Les duele que digamos que
quien trata a los adversarios como enemigos no puede ser llamado peronista. No
después del abrazo de Perón con Balbín. Les duele que les digamos que el
peronismo que viene es el de la unión nacional y no el retrógrado del
"cinco por uno" que ellos representan hoy pese a que el propio Perón
aprendió y se autocriticó por ello para terminar las diferencias
irreconciliables. El kirchnerismo es retrógrado, una etapa superada que se
quedó en "el cinco por uno" y sumaron la etapa del 70 cuando no lo
entendieron al Perón que vino a plantear la unión nacional, el país federal, la
integración latinoamericana. En los hechos, tenemos mala relación con casi
todos los países latinoamericanos. Por más fotos que Cristina se saque con Dilma,
la relación está peor con Brasil. Sus empresarios no aguantan que firmemos
cosas y hagamos otras. En lugar de ser con Brasil, como Canadá con Estados
Unidos.